miércoles, 14 de octubre de 2009
IMPALA
Descripción: El impala (Aepyceros melempus) es un antílope de tamaño medio. Altura desde la cruz 85 a 100 centímetros; peso 40 a 80 kilos. Pelaje pardo rojizo, más pálido en los flancos. Abdomen de color claro, blanco a veces. Una raya vertical y negra en la parte posterior del muslo. Mechones de pelos negros por encima de los talones de las patas posteriores. Cuernos muy largos en forma de lira y visiblemente anillados. La hembra es más pequeña y sin cuernos.
Hábitat-Distribución: Sabana con acacias y bosques claros. Estepa arbustiva preferentemente. A menudo cerca del agua.
Reproducción: Generalmente una cría después de seis a siete meses de gestación.
Naturaleza: Estructura corporal esbelta, con patas largas y cuello delgado. El sentido de la vista lo tienen poco desarrollado. Son muy ruidosos y gruñen a menado durante todo el día. En las peleas que llevan a cabo los machos para disputarse un grupo de hembras, no suelen resultar heridos ya que sus cuernos están configurados para que se entrelacen y sirvan tan sólo para empujar. Son capaces de realizar prodigiosos saltos de nueve metros de longitud y tres metros de altura. Son gregarios y no suelen desplazarse grandes distancias.
Alimentación: Comen tanto de día como de noche. Ramonean en las hojas de los rboles y de los arbustos. Su dieta es muy seleccionada, descartando cuidadosamente los tallos. También comen hierba y en la estación seca buscan frutos, flores y hojas de acacias. Transcurren un 40 por ciento de su tiempo alimentándose y otros 40 por ciento rumiando.
Acuden en rebaño a la charca durante la tarde ya que dependen mucho del agua, aunque pueden sobrevivir durante largos períodos con el rocío. Cada uno bebe en la orilla durante menos de medio minuto. Algunos permanecen vigilantes, ya que saben que en la charca son fáciles presas de sus enemigos.
Vida cotidiana: Cada macho tiene su «harén» de 15 a 20 miembros entre hembras y crías. Durante la estación seca se forman rebaños más numerosos llegando algunas veces a 100 individuos. Los machos jóvenes e inexpertos forman grupos en espera de ser dueños de un clan de hembras. Las hembras, a su vez, también constituyen rebaños bajo las órdenes de la más vieja.
Los machos vigilan al grupo de las hembras y de sus crías desde una posición destacada. Los enormes saltos que realizan les sirven para mostrar su estado de ánimo o para dar la alarma de algún peligro inminente. Los enormes saltos ponen enseguida en alerta a sus compañeros. Las peleas entre los machos son frecuentes durante la época de celo, emitiendo sonoros gruñidos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario